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Quietud

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Camino y mis pasos hacen el único ruido que puedo escuchar, aunque a veces también oigo los aleteos de algún ave que se espanta o el recorrido de bichos que huyen al notar mi presencia. El sendero está iluminado, tanto como lo permite una luna de menguante con el cielo despejado, así que son pocos los lugares donde los árboles provocan total oscuridad. El silencio siempre me ha parecido un arma de doble filo, si bien es favorecedor contar con la tranquilidad, también es cierto que los sentidos se agudizan, cualquier sonido te puede provocar inquietud y con todo eso el temor también puede asomarse entre las ramas. La brisa empieza a provocarme frío, lo que me hace contar las horas que faltan para llegar a mi destino, y falta mucho, calculo unas cuatro horas más de camino, pues falta atravesar dos riachuelos y subir un par de colinas. Saco mi botella del bolsillo y bebo un largo trago de ron, me estremezco de momento y cierro los ojos con fuerza, pues no ha llegado

Tan sólo un recuerdo

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Todo indicaba que era un día como cualquier otro de octubre, las hojas caían en destellos naranja y tonos enrojecidos, el camino estaba silencioso, a menos que se le prestara atención al aleteo de algunas aves asustadizas. La carreta empezó a sacudirse y los caballos con los sentidos alerta se detuvieron de golpe. ¿Quién era? El último ser humano que había visto estaba a cuatro días de camino y según los rumores que había escuchado no vería a otro en un par de días más. ¿De quién era la risa que venía de detrás de los árboles y hacía eco entre el vacío? ¿Quién había logrado alterar a mis caballos con quiénes ya había ganado difíciles batallas? No me quería quedar con ninguna intriga. Bajé de la carroza y acaricié a mis bestias, se tranquilizaron. Escuché otra risa que se confundía en medio de la neblina y ya no sabía si ver o escuchar. Pero, cuando menos me percaté, algo vino a mí y me susurró al oído: “Eres mío". Me petrifiqué. Corrí hacía dónde yacían mis hermosas bestias, n

Enseñanzas

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Me enseñaste a sentir cosas intangibles, casi tan intenso como cuentos irreales. Me enseñaste a sonreír atemporalmente, bastaba una sílaba para invocar la dicha. Me enseñaste a imaginar lo imposible, ahí estaría yo, junto a ti, sin más necesidades. Me enseñaste a tener fe en mí mismo, eliminaste juicios que nublaban mis senderos. Me enseñaste que la fealdad no existe, sentía que mirabas más allá de la piel. Me enseñaste a escuchar con atención, aún cuando las palabras poco importaban. Me enseñaste a cometer errores, valió la pena perder de vez en cuando el orgullo. Me enseñaste a mirar fijamente a los ojos, mi sangre fluía con prisa al perderme en los tuyos. Me enseñaste a desear sin escuchar rumores, cada beso de ti era gloria infinita. Me enseñaste a confiar ciegamente, me podía lanzar al vacío y caer salvo en tus brazos. Me enseñaste a palpar la desdicha ajena, mi corazón anhelaba tu regocijo. Me enseñaste a dud

Ladrón de espíritu

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Arribé sobre su techo construido de convicciones Y mi andar no se empapó de sigilo alguno. No quería interpretar la cautela y ser invisible Quería causar que su esqueleto se estremeciera. Noté su mirada de miel espesa, temerosa  Y di un paso adelante con una mueca en el rostro. No quería provocar su escape y perder su esencia Quería que sus músculos se hicieran inmóviles. Escuché que su voz mutilada decía media palabra Y mi piel se hizo añicos por un segundo. No quería que sintiera cercanía y serenidad Quería que todo su miedo le acelerara el corazón. Pronuncié dos palabras con la calma de por medio Y noté cómo su cuerpo se transformó en un sismo. No quería que se estropeara su alma y se fuera al vacío Quería ser el único ladrón de su espíritu. Acaricié sus mejillas mientras desvestía su cuello Y sentí cómo sus brazos se hicieron textura. No quería provocar más sufrimiento y motivar el llanto Quería poner en una balanza cada sentimient

Besos en Contraataque.

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Mi piel tiene su abrigo de alfileres puesto y no quita nada el frío Hiere cada fragmento de carne ajena que se acerca a mí Su palpitar con fuerza bruta estruendosa me hace perder el hilo Contengo cada envión con el frío que habita justo aquí. No resulta fácil la adivinación si de sus pensamientos se trata Más allá de los límites de la ternura se puede sentir el fuego Son predecibles los puñales con filo que causan duda Se pueden ver líneas finas de sangre sobre los buenos deseos. Nada se hace fácil de armar cuando sus piezas son de hielo La calidez de su torso las absorbe por completo. Se dificulta recordar cada parte de un pasado derretido Cada instante de nuevas sonrisas crea verdaderos anhelos. Si tan sólo en el interior de su mente la verdad fuera evidente Ninguna sombra de besos pasados quedarían en mi rostro Comprensible es cada rayo de ilusión que encandila mis pupilas Correspondo a todas ellas con destellos que casi no muestro.

Pensamientos Blancos

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Niebla que no permite ver el abismo más allá del sendero Ni siquiera destellos de luz en su pupila oscurecida  Brechas de viento que separan dos palpitares contrariados No permiten que esos sonidos compongan una sola melodía. Una sola palabra bastaría para deshacer intenciones Tengo certeza que ninguna la pronunciarán sus labios Un vasto susurro entre dientes apagaría todo el fuego Sólo escucho intentos fallidos de gritos enmudecidos. Muros de roca envejecida deja en tinieblas muchas verdades. Ni una sola sonrisa sincera que me alegre a ratos cortos Capas de lona pesada dificultan su caminar de ilusiones No permiten observar que es lo que se arrastra con esfuerzo. Un solo roce momentáneo crearía un sinfín de esperanzas Ni un abrazo de despedida se ha hecho posible Una señal invisible sería comprensible al instante Sólo miro pensamientos blancos y propuestas irreales. Luiggy Guillén

Límites de Tiempo

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Basta de susurros livianos que son inaudibles Quiero atender al llamado de tu voz cuando está en alto Nada de sobras de brío recién desgastado Quería conmigo cada pieza que me falta y las tenías tú. Basta de roces inesperados que culminan en un segundo Quiero despertar y observarme en tus ojos oscuros Nada de latidos acelerados que duran minutos Quería que toda la noche tuviera nuestra firma en un pedazo de cielo. Basta de consuelos prolongados que terminan en silencio Quiero sólo silencios en los que la pasión triunfe Nada de compañía acelerada y patrocinada por minuteros Quería dibujar y acariciar cada brecha sin ningún límite de tiempo. Basta de esperanzas inciertas que arrastra el olvido Quiero gimoteos verdaderos que labren mi memoria Nada de espacios reducidos con estorbos de por medio Quería educar a cada persona con lo que puede hacer el amor. Basta de lecciones profundas de moralidad corrompida Quiero descuartizar cada regla que el mundo haya escrito Nada de comparacion