El final del camino.

Una flecha color amarillo marca claro mi camino,
debo seguir la ruta y no tentar demasiado al destino.

La calidad de mis suelas no es la que creía,
eso me pasa por comprar zapatos con menos plata de la que tenía.

Ahora tengo yagas ensangrentadas más un tintineo en el bolsillo,
arrepentimiento también queda un poco, pero eso no me quita el brío.

Ya veo una bandera a la que el aire mueve lento,
pareciera que la llegada está cada vez menos lejos.

Avanzar con algo más de prisa me indica un instinto insistente,
pues no quiero que el terreno sea cubierto por la oscuridad imponente.

Maldita oscuridad siempre arruinando el vivir del prójimo,
sinceramente le odio tanto que ni la verdad escojo.

Bajo el cielo unos cuantos pasos me separan de mi cometido,
ni siquiera puedo meditar sobre todo el azul que ha perdido.

Me arrastro jadeando tratando de tomar la majestuosa asta,
pero algo me impide el hecho d tan siquiera tocarla.

Un susurro en aumento capta mi atención,
y es entonces cuando caigo que en un sueño andaba yo.

Mi hermano preocupado me mira con los ojos bien abiertos,
sin percatarse nada más del palpitar en mi pecho.

Quién eres tú le pregunto para añadir un poco de drama,
pero una carcajada seca me tumba de nuevo a la cama.

Los pies aún me dolían y eso era algo muy raro,
más quizá no tanto como la cuerda que ataba fuerte mis manos.

¡De nuevo soy yo, tienes que creerme! Le grito,
pero pasa cerrojo de inmediato sin importarle mis chillidos.

Rápidas lágrimas caen una tras otra en la almohada,
por ni siquiera haber descubierto qué pasaba si mi objetivo alcanzaba.

Seguramente no estoy nada cuerdo es lo más seguro,
pero ni los amarres ni la locura me destrozan el alma tan a menudo.

Luiggy Guillén

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ladrón de espíritu

Mi experiencia en 99Designs.

Tan sólo un recuerdo